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No 092 MI INICIO COMO OFICIAL DEL EJÉRCITO VENEZOLANO EN SAN JUAN DE LOS MORROS

  • milbreuster
  • 18 nov 2024
  • 6 Min. de lectura

El 7 de julio de 1971, se realizó en el patio de honor de la Escuela Naval de Venezuela, la ceremonia conjunta de graduación de las cuatro escuelas de formación de Oficiales de las Fuerzas Armadas Nacionales. Las promociones fueron: “General en Jefe José de la Cruz Carrillo”,  Ejército; Contraalmirante “Francisco Hernaíz”, Armada; Teniente “Rafael María Ferrer Reyes”, Aviación y “Batalla de Maturín”, Guardia Nacional. Cuatro años dedicados a una férrea formación militar; en ese patio estaba el fruto de ese arduo trabajo, jóvenes  que honraban el viejo lema de la Escuela Militar: “Forjadora de hombres dignos y útiles a la Patria”.

En nuestro cuarto año de Alféreces, en nuestra Alma Mater,  hicimos el Curso Básico del Arma, que nos capacitó para comandar una Unidad Básica como futuros Oficiales del Ejército Venezolano. En mi caso fue el de Blindados.

Una vez graduados nos asignaron  el destino donde iríamos a sentar plaza como profesionales. Me correspondió en el Grupo de Caballería “Ambrosio Plaza”, en el Cuartel Zaraza, en San Juan de los Morros, estado Guárico; Unidad Táctica que aún conservaba el “caballo” como medio, pero que estaba próximo a ser sustituido por el medio blindado.  Curiosamente también designaron para esta Unidad Táctica a tres compañeros, que no pertenecían al Arma de Caballería o Blindados, ellos fueron: Vicente Ortiz Losada (Ingeniero), Pedro Salazar Monsalve (Infante) y Hugo Mario Araujo Godoy (Artillero).

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El Cuartel Zaraza, me atrevo a decir que era una de las mejores o la mejor de las instalaciones militares del Ejército, construido a mediados de la década de los años cincuenta, por la Ingeniería Militar, a un costo total de diecisiete millones de bolívares; en un área de terreno de 320 hectáreas, con el espectacular paisaje de fondo de “Los Morros de San Juan” que por decreto N° 318, del 11 de noviembre 1949, lo convirtió en   Monumento Natural “Arístides Rojas”.

El Grupo Plaza, fue para mí en lo personal y profesional una verdadera escuela, del cual guardo muchos  buenos recuerdos al igual que del pueblo sanjuanero, asimismo anécdotas inolvidables.  


En este sentido, lo primero que viene a mi mente es:

- Que en su arenga de bienvenida, el Comandante del Grupo,  Coronel Hugo Cleofé Cegarra Barragán,  dijo, entre otras cosas: “…en esta Unidad la prioridad la tienen los caballos, después la tropa y por último los Oficiales. A partir de ahora tienen clase de equitación sin estribos todos los días en la mañana y en la tarde,…” Era una verdadera locura, después entendí por qué los oficiales de Blindados no querían nada con la Caballería.


- Que llegando a la unidad, mi Comandante de Escuadrón me hizo entrega de un Pelotón: 37 soldados con su armamento y  38 caballos con sus equipos de monta. Pasada una semana me llegó un “Llamado de atención, por escrito”, del  2do. Comandante del Grupo, que entre otras cosas decía: “…permitir que semovientes de su Pelotón, estuviesen con las uñas largas…” Inicialmente pensé, esto es para tomarme el pelo por nuevo, pero alguien me dijo lleve esos caballos a la veterinaria, al  Maestro Pastor (Practicante veterinario), quien al verlos me dijo: “Mi Teniente, esos caballos caminan de vaina… tienen las uñas muy largas”  Quiero aclarar que en la Escuela Militar, específicamente a nuestra promoción,  no se le impartió la materia Hipología (ciencia que estudia al caballo doméstico...) y de verdad que yo no tenía ni la más mínima idea del manejo de estos equinos.  

                                                                                                   

-Que ese mes de “bautizo como nuevo Oficial”, en el Cuartel, mi Comandante de Escuadrón me dio una orden: “tome unos caballos y se va con el Reemplazante de Pelotón (Cabo 1ro. Elbigio Carrera) - señalándome con su dedo- para aquella hondonada al frente de los Morros, allá hay muchas matas de Jobo. Lleve varios sacos y pone al personal que se los llene con esas frutas y me las trae. Orden que se cumplió al pie de la letra. No sabía que mi Capitán era el administrador del “Rancho de los Oficiales”. Estuvimos una semana tomando jugo de jobo.

 

- Como olvidar que casi todas las noches de los meses de verano, cuando el calor y la combustión espontánea iniciaban incendios en las estribaciones de “los morros” pasaba el Ronda levantando a los Oficiales que dormíamos en el cuartel  y a la tropa para con los respectivos aperos ir a apagarlos.

 

- Como olvidar al viejo Paurario, conocido como el “Morro del Faro”, debido a que el General Juan Vicente Gómez, ordenó la colocación de un potente instrumento lumínico como guía para la naciente industria aeronáutica nacional, estrenado la noche del 24 de junio de 1929, precisamente el día de su cumpleaños; igualmente a sus morros hermanos: el Tucunuma y Papelón.

 

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- Como olvidar el día 16 de julio de cada año en que se celebra el día de la Virgen del Carmen y patrona del Ejército, cuando hacíamos una especie de peregrinación hacia el Monumento de La Puerta, que aunque está en el estado Aragua, es la “Puerta del Llano”. Monumento  construido en 1926 por orden del General Juan Vicente Gómez, como recuerdo imperecedero de las batallas que tuvieron lugar en La Puerta en 1814 y de aquellas dos libradas en el mismo sitio en 1901 y 1902 por el propio Benemérito. Allí hay una capilla de la Virgen del Carmen, muy valorada por lugareños y visitantes.

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- Como olvidar a San Juan de los Morros, bella ciudad capital del estado Guárico, de la cual unos historiadores dicen que fue fundado el 26 de mayo de 1780, por el Obispo Excelentísimo Monseñor Don Mariano Martí, en Villa de Cura, quien ante José Joaquín de Soto, Secretario y Notario de la Visita, firma el Decreto o Providencia que erige la Parroquia San Juan Bautista, en el sitio de San Juan de los Morros. Pero también lo dicho por Don Víctor Manuel Ovalles, bibliógrafo, farmacéutico y catedrático, hijo pródigo de San Juan de los Morros, quien nació en esa población el 13 de junio  1872, y en uno de sus múltiples escritos asentó: “que San Juan no tiene fundador, ni infanzones de Castilla, ni frailes extranjeros, ni indios de ninguna tribu podrían reclamar su paternidad”, igualmente dijo: “surgió sin que nadie se diera cuenta de su nacimiento. Apareció entre colinitas y barrancos, y fue acomodando sus viviendas donde quiso y como le dio la gana”.

 

- Como olvidar aquella creencia popular de su gente que dice: “los morros braman cuando hace mucho calor”, y que muchos atribuyen  a que “ese cerro es un volcán apagado”. Ellos tratan de justificar  esa teoría con la existencia de las famosas aguas termales. 

 

- Cómo olvidar el balneario de aguas termales, construido en el año 1916, y el Hotel Termal en 1920, ambos por el Benemérito.

 

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- Cómo olvidar al “Sanjuanote”, gigantografía escultórica de 19,8 mts. de altura , de Juan El Bautista, ordenado por Gómez en 1933, en el Cerro El Calvario, por los arquitectos Alejandro Colina y Renzo Blanchini . Al final  dijo: “…Me pedían un San Juan y ahí tienen el Sanjuanote".

 

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- Cómo olvidar los paseos con sus respectivos chapuzones en el Castrero.

 

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- Cómo olvidar el Cuartel “La Mulera”, sede del Comando de la División de Caballería, donde trabajé por más de un año. Es una amplia edificación que construyó entre los años 1934 y 1935 el General Gómez, rememorando su antigua residencia en el estado Táchira y que utilizó para el descanso y la recreación.

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- Cómo olvidar aquellos buenos momentos vividos en el “Club  Militar Los Cocos”, su bowling, su discoteca y las fiestas  con las mejores orquestas del país.

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- Otros atractivos, entre muchos otros, difíciles de olvidar de esa bella ciudad: el Monumento a la Bandera, la Iglesia de San Juan Bautista y su Plaza Bolívar.

 

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Y por último cómo olvidar a su gente: gente buena, alegre, decidora, generosa, ponderativa y atenta con el visitante. “Amigos de los amigos”.

 

Dedico este escrito especialmente a mis compañeros y hermanos de la vida: Vicente Ortiz Lozada, Pedro Salazar Monsalve y Hugo Mario Araujo Godoy, ya que juntos  iniciamos en 1971, en el Grupo de Caballería Plaza, la carrera como profesionales de nuestro querido Ejército Venezolano, donde compartimos muchas más experiencias.

 

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Puerto Ordaz, 14 de noviembre de 2024

 

MILTON R. ABREU A.    

Coronel Ejército Siglo XX

 
 
 

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