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No. 119 ALGUNOS DE MIS TIPS SOBRE: “LA CRISIS DE LA CORBETA CALDAS”

  • milbreuster
  • 6 jul
  • 4 Min. de lectura

Para el año 1987, con el grado de Teniente Coronel del Ejército Venezolano, me encontraba haciendo el Curso Superior de Comando y Estado Mayor No. 28, en la Escuela Superior del Ejército, en el Fuerte Tiuna, y para el mes de agosto todo el personal de este instituto nos encontrábamos de vacaciones anuales.

Un buen día de este mes, decidimos Irvid (mi esposa) y yo ir a Higuerote, estado Miranda, para llevar a la playa a nuestra hija Milvid, quien contaba para ese momento con unos nueve meses. En esa población tomamos una lancha y salimos a disfrutar el día playero. En la tarde de nuestro regreso, nos estaban esperando en la playa de ese pueblo el señor David Salama y la señora Irene, padres de Irvid; ante nuestra pregunta sorpresiva de por qué estaban ahí esperándonos, su respuesta fue: “A la casa de ellos había llegado una comisión del Ejército buscándome y que tenía que presentarme en la Escuela Superior ese mismo día…”.

Salimos de inmediato para Caracas: Irvid y la niña para la casa con su familia, y yo para la Escuela Superior. Me presenté y me dijeron que tenía que salir de inmediato para San Cristóbal, estado Táchira, donde había sido asignado a la Primera División de Infantería, motivado a una “crisis fronteriza con la República de Colombia”, que posteriormente quedó registrada en nuestra historia como la crisis de la corbeta ARC “Caldas” (FM_52). Fue una crisis diplomática entre las repúblicas de Venezuela y Colombia, por el ingreso el 9 de agosto de 1987 de una corbeta de la Armada de Colombia en aguas del Golfo de Venezuela, zona donde no existe una clara delimitación aceptada por ambos países. El impasse se extendió hasta el día 18 de ese mismo mes. Los presidentes de ambos países eran, por Venezuela el Dr. Jaime Lusinchi y por Colombia el Dr. Virgilio Barco Paredes.

Una vez culminado el Curso Superior de Comando y Estado Mayor, en diciembre del 87, me designaron para fundar y comandar el Grupo de Caballería “Francisco Esteban Gómez” en Paraguaipoa, estado Zulia, esa zona aún estaba “caliente” por lo que pudo haber sido un conflicto bélico con la república vecina. En la zona fronteriza del norte de Colombia, se había creado un Comando Específico bajo el mando del Brigadier General Fernando Tapias Stahelin, con quien hice una verdadera amistad. En una de las tantas conversaciones que sostuvimos en la Guajira, le pregunté si el presidente Barco había consultado a las Fuerzas Militares sobre su decisión de meter un buque de la Armada Colombiana en aguas del Golfo de Venezuela, y su respuesta fue llana y sencilla: “NO, a nosotros esa ‘irresponsabilidad’ nos agarró con los calzones abajo, no estábamos preparados y nos pusieron a última hora a dar carreras…”. En otra oportunidad me dijo, referente a la pregunta que me hiciste la vez pasada, te puedo complementar que dentro de nuestra organización se dice que eso fue una especie de “prueba” que hizo el ministro de Relaciones Exteriores, coronel Julio Londoño Paredes, con el cucuteño Virgilio Barco P.

Para el año 2000, ya con el grado de Coronel, me desempeñaba como Agregado de Defensa ante la República del Ecuador. Entre las múltiples actividades realizadas en ese bello país estuvo participar en Quito, en el “Debate Andino sobre violencia, seguridad e integración”, auspiciado por el Centro Andino de Estudios Internacionales de la Universidad Andina “Simón Bolívar”; uno de los ponentes en dicha actividad académica fue el colombiano Fernando Cepeda Ulloa, abogado y político colombiano, y como yo sabía que este elemento había sido muy allegado al presidente Barco —pues en su gobierno había sido su ministro de Gobierno y para el momento de la “crisis” era el ministro de Comunicaciones—, en uno de los recesos del evento le pregunté: “…Ud. estuvo muy cerca del presidente Barco cuando se produjo la crisis del Caldas. ¿Qué motivó al Dr. Barco para ordenar que dicha corbeta ingresara a aguas del Golfo de Venezuela?”. Inicialmente este avezado letrado trató de evadir mi pregunta, pero le repregunté y él, con una falsa sonrisa, me dijo: “…eso fue una gran irresponsabilidad de Lusinchi, a lo mejor estaba bajo los efectos de una de sus eternas borracheras…”, y se escabulló entre la multitud de los presentes.

En ese momento, recordé nuevamente lo vivido en esos días y me dije:

  • Que la actuación de nuestras Fuerzas Armadas estuvo a la altura del momento histórico vivido.

  • Que la actuación del presidente Jaime Lusinchi fue firme en defensa de la soberanía venezolana y su respuesta fue enérgica al establecer un ultimátum a Colombia, que hizo que se produjera la retirada de la corbeta colombiana que había incursionado en aguas del Golfo de Venezuela.

  • Y aunque ya habían pasado trece años de este lamentable incidente, el “pueblo” de ambos países, especialmente el colombiano, seguía sin saber exactamente qué motivos tuvo el presidente Barco P. para provocar este deplorable hecho.

En fin, y como dice mi primo Francisco Antonio: “Historia que no son cuentos…”

NOTA: Con este pequeño recuento sobre el incidente “Caldas”, invito a mis amigos a profundizar sobre el particular, ya que forma parte de nuestra historia venezolana reciente.

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Puerto Ordaz, 7 de julio de 2025

MILTON R. ABREU A.Coronel Ejército Siglo XX

 
 
 

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