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No. 139 LA INCREIBLE HISTORIA DE LA PRIMERA VENEZOLANA EN PISAR EL CONTINENTE EUROPEO.

  • milbreuster
  • 31 oct
  • 4 Min. de lectura
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Siempre he dicho que nosotros, los venezolanos, somos únicos; para expresarnos utilizamos una variante rica y diversa del idioma español, a la que llamamos “español venezolano”, no uniforme, que se caracteriza por su gran cantidad de dialectos regionales y un vocabulario propio lleno de modismos y jerga.Entre los dialectos tenemos: caraqueño, llanero, zuliano, oriental y andino, que aportan sus propias particularidades a la forma de hablar. Con la reciente emigración, encontramos venezolanos viviendo en todas partes del mundo, donde han impuesto desde nuestro arte culinario hasta el nutrido repertorio de expresiones y términos únicos que utilizamos en nuestra comunicación, lo que nos proporciona una característica y distintiva forma de ser y actuar.


Como he dicho en anteriores escritos, soy andino, de Valera, estado Trujillo, pero, por motivos de trabajo, he vivido en diferentes sitios de nuestro querido país. Actualmente tengo tiempo en el oriente, zona que se caracteriza por su gente alegre, cálida, jovial y muy expresiva; a menudo con un hablar muy rápido y abundante. Entre tantas expresiones que utilizan, me llama mucho la atención que a los niños y jóvenes les dicen “guarichos(as)”.


El Diccionario Etimológico Castellano dice que la palabra “guaricha” tiene el significado de "hembra, mujer que acompaña a los soldados" y viene del cumanagoto (dialecto taíno de Cumaná, en Venezuela) huarich (criatura hembra, mujer).La Real Academia Española (RAE) define la palabra guaricha como: (Colombia y Ecuador) rabona (mujer que acompañaba a los soldados); y para Venezuela: indígena joven y soltera.

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El término guaricha: “mujeres que acompañaban a los soldados”, y yo le agrego: “en tiempos de guerra”, para así desarrollar el tema al que quiero referirme: hablar de la indígena conocida como “La Guaricha”, famosa por unirse al guerrero conquense Alonso de Ojeda, explorador, conquistador y gobernador español de finales del siglo XV y principios del XVI.


En Coquivacoa (nombre indígena, toponimio que se refiere a una zona geográfica en el noroeste de Venezuela y el norte de Colombia, conocido hoy como Golfo de Venezuela o Lago de Maracaibo), nació Palaaira Jinu, princesa guajira, hija del aguerrido y poderoso cacique Guaraba de Coquivacoa.


Por su parte, Alonso de Ojeda (1466-1515), explorador, conquistador y gobernador español, nacido en Torrejoncillo del Rey, Cuenca, descubrió el Lago de Maracaibo el 24 de agosto de 1499, en una expedición en la que lo acompañaron Juan de la Cosa y Américo Vespucio, “famosos” por haber dado nombre a Venezuela y explorar gran parte de la costa caribeña.

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Y es aquí donde comienza esta INCREÍBLE Y FABULOSA HISTORIA:una vez desembarcados en tierra firme de las costas del Lago de Maracaibo, Alonso de Ojeda fue rodeado por cientos de indígenas armados con arcos y flechas, listos para atacar a los invasores, cuando sale de repente una hermosa mujer y se para a un costado de su padre, el cacique Guaraba, e hizo que este desistiera de su hostilidad contra los visitantes.


La abogada y escritora española Mercedes Barojos (Merche Barojos), en su artículo “La india Guaricha de Coquivacoa”, escribe, entre otras cosas, lo siguiente sobre Palaaira Jinu:“…Ojeda ya no pudo retirar su mirada de aquella hermosa y valiente mujer de porte distinguido; era esbelta, con el color de la piel como el trigo dorado de Castilla, tenía el cabello liso y oscuro como la noche, con los ojos negros y rasgados…”

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“…Habían recogido cuánta agua y comida pudieron almacenar en los barcos para continuar su viaje, pero, como si el destino hubiese preparado el escenario para que aquel encuentro perdurase para siempre, el barco de Ojeda se quedó atrapado en las aguas del lago: la marea baja había dejado al descubierto una barra de arena que impedía el paso hacia el lago abierto frente a ellos. Alonso de Ojeda lo entendió todo, bajó del barco y estuvo horas negociando con el padre de aquella hermosa mujer que, con los ojos abiertos, le miraba extasiada. Se llamaba Palaaira Jinnuu y era la hija del cacique.


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Al fin, este accedió a que su guaricha recibiera el agua del bautismo cristiano sobre su cabeza y llevara el nombre de una reina española que mandaba ejércitos de hombres vestidos de metal para conquistar tierras y almas, con el mensaje de la paz de parte de un Dios benevolente y magnánimo.Cuando por fin las aguas cubrieron de nuevo las húmedas arenas, Ojeda partió llevándose a la Guaricha de Coquivacoa en la cubierta de su barco.

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A partir de ese momento, Isabel Ojeda se convirtió en su sombra: navegó con él por golfos, bahías y ríos, luchó a su lado con la destreza de una amazona, le servía de intérprete, curó sus heridas y le sirvió de consuelo cuando, desesperado, lloraba la muerte de tantos y tantos fieles compañeros que quedaron en los caminos de aquellos parajes tan inciertos, de espesas selvas, traicioneros manglares y de indios aguerridos que emponzoñaban sus flechas para que no hubiera dudas sobre su intención de matar. Las caricias de Isabel le devolvieron cien veces a la vida…”


Por su parte, el escritor y periodista español Antonio Pérez Henares describe a Isabel en su escrito “La primera gran historia de amor de las Indias” como:“…de una belleza sin igual, alta y juncal, esbelta y altiva, de color trigueño, claro su cutis y el pelo, de ojos de almendra y de tan elástico andar que no había quien perdiera la vista, aun sin querer, en su figura…”.


Ojeda llevó a Isabel orgullosamente a España, convirtiéndose en la primera mujer venezolana en pisar el continente europeo. La vistió con las mejores telas y brocados castellanos y con ella entró en la corte de los Reyes Católicos, donde causó una profunda impresión por su extraordinaria belleza.

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De esta unión se procrearon tres hijos: Martín Alonso, Francisco e Isabel Ojeda; ellos fueron los primeros mestizos legítimos de América.


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Alonso de Ojeda murió en Santo Domingo en el año 1515. Unos frailes del Convento de San Francisco, en el amanecer del tercer día de haber sido enterrado, encontraron a Isabel tendida y muerta, abrazando la tumba de su amado esposo. No permitió que la muerte los separara.

En la plaza Alonso Ojeda de Maracaibo
En la plaza Alonso Ojeda de Maracaibo
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Retomo mi pregunta: amigo que me lee, ¿sabía usted quién fue la primera mujer venezolana en pisar el continente europeo?


Puerto Ordaz, 31 de octubre de 2025

MILTON R. ABREU A.

Coronel Ejército Siglo XX

 
 
 

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